quinta-feira, 28 de julho de 2011

UM IMENSO ADEUS

«El ejército republicano acababa de iniciar una ofensiva al mando del general Walter cerca de Segovia y lo que Gerda y Capa deseaban por encima de todo era tener imágenes de una gran victoria. Trabajaron codo con codo, acompañando a las tropas en primera línea, intercambiándose la Leica y la Eymo. El cielo gris, los soldados moviéndose entre los pinares, la densidad grumosa de la tierra cuando la golpeaban con las botas para quitarse el frío de madruada. Filmaron las maniobras de los carros de combate, los blindados moviendo el cañon a derecha e izquierda mientras avanzaban, los oficiales hablando por teléfono y estudiando los mapas topográficos dentro de una carpa sobre una mesa de caballete, los zapaores junto a una pila de proyectiles marcados en la parte lateral con garabatos escritos con tiza amarilla. Pero ninguno de los dos tenía experiencia con el cine. Utilizaban la Eyemo como si fuera una cámara de fotos. Tomaban una buena imagen fija y después hacían un barrido de metro y medio, a modo de fotogramas ampliados. Muy pocas tomas pudieron ser utilizadas en la serie March of Time, sin embargo algunos de los fragmentos rodados le sirvieron de gran ayuda a su amigo Hemingway para la novela que estaba escribiendo y que se iba a titular: Por quiém doblan las campanas.
Tampoco las tropas republicanas tuvierom éxito. El ataque fracasó y una vez más Gerda y Capa regresaron a Madrid sin las imágenes deseadas. Pero el ambiente ya se había apoderado de ellos, la luz de los campos bajo el último sol, los pañuelos de las mujeres reparando un camino donde había estallado una mina, e azul oscuro de las últimas estribaciones de la sierra, el olor del café a primera hora en el campamento con el círculo de montañas enemigas al fondo. Capa lo miraba todo con la nostalgia anticipada de cuando tuviera que abandonar aquel país para siempre. Muchas veces pensaba que España era un estado de ánimo, una parte un poco fantasmal de la memoria en la que ella se quedaría fijada para siempre y de la que él jamás lograría salir del todo.»