«On the sunny side of the street: qué felicidad!
En la trompeta de Louis Armstrong, la reconicía a pesar de mi relativa embriaguez.
Reía, encantado.
Era em Eisenach, a finales del mes de abril. En un hotel de Eisenach utilizado por los estados mayores aliados como centro de repatriación de los prisioneros de guerra y de los deportados de la región.
Estreché con un poco más de fuerza a la muchacha que tenía entre mis brazos. Hacía unos minutos que bailábamos, prácticamente inmóviles, al final de aquella noche en vela. La miré, tenía los ojos muy abiertos. Me pareció de buen augurio que tuviera esos ojos azules que tanto me emocionaban en las fiestas de mi adolescencia, dos años antes.»